

Llegado en 1975 al Club Pincharrata, El nombre de Miguelo se vio siempre ligado al de la historia grande de la institución. 14 temporadas como profesional, 432 partidos oficiales jugando únicamente para el club albirrojo, campeón del Torneo Metropolitano de 1982 y del Torneo Nacional de 1983, ambos de la mano de Carlos Salvador Bilardo. Además, marcó 12 goles, entre ellos el histórico empate 3-3 frente a Gremio por la Copa Libertadores de 1983, con 4 jugadores menos.
Pero no fue como jugador que terminó su historia junto al club que lo vio desarrollarse como profesional, pues en 1994 retornó como entrenador a Estudiantes, que se encontraba necesitado tras el descenso a la segunda categoría del fútbol argentino. Haciendo dupla con Eduardo Manera, consiguió un ascenso record en tan solo 265 días y con 5 fechas por jugarse, obteniendo así el 78% de los puntos.
"En Estudiantes aprendí a luchar solo, con la ayuda del club y también de la gente. Eso ayuda mucho, como también la familia y las formas, que me sirvieron siempre como ejemplo de vida. Cuando te caes una vez, te levantas, y si te caes 100 te levantas 101. Es uno de los ítems del club, sobreponerse a las adversidades" Destacó Miguel al sitio oficial de Estudiantes de La Plata en una de sus entrevistas al hablar de la lucha ante su enermedad y prosiguió: "...Las enseñanzas son esas, saber que permanentemente te tenes que superar, no existe otro camino."
Miguel no fue solamente un gran futbolista y entrenador, sino que fue un fiel representante de la idiosincrasia y la ideología del club que lo vio formarse como deportista y persona. Discípulo de Carlos Salvador Bilardo, y con los valores del club como bandera, se despidió de esta vida de la misma manera que lo hizo en cada cancha y momento de su vida: con la frente en alto y la tranquilidad de haberlo dado todo.



La reserva de Estudiantes cerró el torneo ante Argentinos Juniors con una derrota.






